Least Significant Bit

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Matar al Dragón

Posted by jayzeegp en May 7, 2020

darksoulsSolo. 

El calor de la hoguera te relaja. El chisporroteo de la llama te recuerda por qué estás aquí, cuál es tu misión. Miras fijamente sus tonos rojos y amarillos mientras repasas mentalmente todo lo que tienes que hacer. Una única idea llena tu mente. 

Matar al dragón.

Ya no escuchas la llama, no escuchas el agua del río, solamente escuchas tu respiración cuando, de pronto, decides que es el momento. Te levantas como tantas otras veces y te dispones a cruzar el puente. Sabes lo que te espera tras él.

Tu espada en la mano derecha, el escudo arriba en la izquierda.

El primer enemigo se abalanza hacia ti por el lado del escudo y, como si de una danza se tratase, desvías su espadazo con el escudo para dejar su cuerpo putrefacto expuesto y clavar tu espada. Cae instantáneamente y tú sigues pensando en tu idea.

Esta vez, matar al dragón.

Una vez cae escuchas una pequeña explosión, el segundo enemigo te tira bombas desde una repisa. Guardas tu espada por un momento para sacar tu arco, contienes la respiración al tiempo que tensas la cuerda. Ya ha cogido la siguiente bomba pero sabes que, si mantienes la calma, te da tiempo a eliminarle antes de que la lance. Ya lo has hecho antes. El siseo de la flecha atravesando el espacio que os separa se detiene de manera abrupta cuando impacta contra la frente del hueco justo a tiempo para que su bomba le explote en la mano antes de poder lanzarla.

Solo.

Abres el portón y entras en la gran sala, las estatuas de los campeones del antaño están quebradas por el paso del tiempo. El dragón se sorprende de verte pero tú ya estás ejecutando la coreografía a la perfección. Das una voltereta hacia tu izquierda y te resguardas tras una estatua. El bramido del dragón viene acompañado de un chorro de fuego. El calor es horrible pero la estatua te salva la vida. Cuando la bestia ha expulsado todo el fuego del que disponía sales a correr hacia él buscando su flanco. Notas tu armadura tan caliente que te cuesta correr pero sabes que los segundos que tarda en recomponerse tras su ataque de fuego son cruciales para ti. Los aprovechas para clavar tu espada en su pata derecha con toda tu fuerza y, consciente de que el combate frontal te lleva, irremediablemente, a la derrota. 

Subes por unas escaleras de la gran sala a un pasillo superior a toda velocidad y le disparas tres flechas mientras lo recorres hasta el final. Las tres impactan en su vientre y notas cómo el dragón pierde fuerzas. Mientras la bestia se recompone vuelves a recorrer el pasillo en dirección a las escaleras y las bajas volviendo a coger tu espada para asestarle el estoque final. Al bajar lo tienes frente a frente pero comienza a girar a toda velocidad. Sabes que quiere golpearte con su cola y te preparas para el salto. Justo a tiempo saltas hacia atrás evitando su cola y un sonido te hace, por primera vez, perder la templanza.

El sonido no es otro que el sonido del metal de tu armadura golpeando contra otra de las estatuas. Te desequilibras y caes al suelo. Has saltado demasiado lejos y te maldices mientras intentas recuperar tu posición de guardia.

Demasiado tarde.

Solo.

Ves la gran pata del dragón caer sobre ti y solamente deseas que el dolor no persista demasiado tiempo.

Has muerto.

Solo. 

El calor de la hoguera te relaja. El chisporroteo de la llama te recuerda por qué estás aquí, cuál es tu misión. Miras fijamente sus tonos rojos y amarillos mientras repasas mentalmente todo lo que tienes que hacer. Una única idea llena tu mente. 

Esta puta vez, matar al dragón.

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